9/20/2018 0 Comentarios SOBRE LA TERAPIA BIOENERGÉTICAUna de las experiencias más interesantes y potentes de la terapia fue esta.
Consistió en que yo golpeara unas almohadas para liberar la ira y la tensión guardada. Luego de escribir el diario y el libro por tanto tiempo, y siendo el bullying uno de los aspectos que habían salido a la luz mientras respondía la preguntas de Cohen sobre mi historia familiar (https://terapiaperformance.weebly.com/diario/preguntas-y-respuestas-sobre-mi-historia-familiar-tercera-parte), tenía claro que mi ira estaría enfocada en los compañeros de colegio que, de manera sistemática y organizada, me hicieron la vida imposible durante los 12 años de educación escolar. Sus rostros aparecieron y desfilaron en mi mente pero, sobre todo fueron sus voces, sus gritos en masa que me llevaron a recordar una época muy compleja de mi existencia. Además, creo que se presentó una correlación entre clase y bullying, pues muchos de los que se dedicaron a burlarse de mí eran chicos provenientes de familias con un poder adquisitivo mayor que el de la mía. Por lo tanto, decidí aprovechar esta etapa de la terapia al máximo y entonces, recurrí a una versión digitalizada del anuario del colegio que encontré en la Internet. Empecé a leer los perfiles, y con todo eso a recordar los difíciles momentos que viví en mi infancia y juventud, y la ira empezó a surgir poderosa, casi instantánea, cosa que dice mucho sobre lo afectado que estoy. Y llegó el momento. Me ubiqué en frente de las almohadas, e imaginando sus rostros infantiles y juveniles deformados por el afán de mofa y por la crueldad de sus intenciones, empecé a golpear las almohadas. Partí lentamente, pero a medida que fueron avanzando los segundos, mis golpes cobraron más y más fuerza, al punto que terminé gritando y mi mano se lesionó. Fue un ejercicio, sin duda liberador, que me permitió soltar mucha de mi ira. De hecho, luego de terminar, me sentí liberado, incluso relajado.
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